30.7.13

Nota en "Argentinisches Tageblatt" por Marion Kaufmann.


El día sábado 27 de julio salío publicada en el diario "Argentinisches Tageblatt", un diario argentino en idioma alemán, una nota sobre los cursos de Furoshiki escrita por Marion Kaufmann.
Aquí abajo les copio la traducción que gentilmente Marion me ha enviado.

Argentinisches Tageblatt, sábado 27 de julio de 2013


                            Furoshiki, la técnica japonesa del envoltorio



   Romina Goransky es una joven .. ¿economista? ¿Maestra de Origami y Furoshiki? ¿Diseñadora? ¿Investigadora de la historia? ¿Docente? Y bien, Romina es todo eso, y sus ganas de saber y su habilidad manual son admirables.
     Empezó desde muy chica, cuando observaba a las madres y abuelas de sus amigas cuando cosían y al cumplir 15 años, en vez de una fiesta quería tener una máquina de coser. Y cuando vio la película “La novicia rebelde”, donde la protagonista hacía la ropa de las chicas de una cortina, se dio cuenta de que con las manos se podía modificar la realidad. Pero después estudió economía, cursó algunas materias de Filosofía y Letras y Arte Comparado y esto la llevó a la cultura japonesa – que la sigue fascinando hasta el día de hoy. Pero la sed de aprender de Romina aún no estaba satisfecha, aprendió moldería, que primero se realiza en papel y después se transmite a la tela. Es la estructura de una prenda de vestir, como lo es el plano de un arquitecto. Algo hecho en dos dimensiones para cubrir nuestro cuerpo, que es tridimensional. Ahí surgió un campo laboral: vendió vestuarios teatrales, ropa para shows y publicidad y finalmente hizo moldes para terceros. A así llegó al Origami, que también consiste de papel. Se adentró en la cultura japonesa, y encontró valiosa ayuda en muchos de los numerosos institutos culturales japoneses de Buenos Aires. Vio que le gustaba la docencia y por eso desde algún tiempo da cursos de Origami y Furoshiki aquí y en otras ciudades
     La experiencia le demostró a Romina que el Furoshiki es tan sencillo que bastan dos horas para aprenderlo. Por eso nosotras – algunas alumnas – nos reunimos una mañana de miércoles en su Studio, ubicado en Palermo, para conocer esa milenaria técnica. Para comenzar, Romina nos habla de la cultura japonesa en general, y explica la palabra Furoshiki (Furo=baño de vapor; Shiki=tela), que es el nombre del cuadrado de tela que se emplea con esta técnica. En aquella época la gente solía concurrir a las tradicionales duchas japonesas; cada persona envolvía su traje de baño en un pedazo cuadrado de tela, después lo extendía en el suelo y encima colocaba su ropa, para que no fuera confundida con la de otra persona. Al regresar, guardaba la ropa mojada en esa misma tela. Con el correr de los años esa costumbre se generalizó y hoy se usa esa técnica para envolver regalos u otros objetos o para poner orden en el ropero.
     A Romina le gusta este tipo de envoltura, porque es sencilla, práctica, funcional y ecológica. “¿Ecológica?”, preguntamos. “Sí, la tela es más indicada, porque es fuerte, reciclable y de uso múltiple, todo lo que no son ni las bolsas del supermercado ni el papel de regalo, que enseguida va a parar al tacho de basura. Un Furoshiki puede ser usado y reusado muchas veces, y siempre con otro propósito.”
     Ahora Romina dobla la tela, que mide 0,75x0,75 y enseguida vemos un canasto, que consiste solamente de tela y algunos nudos. Probamos hacer lo mismo con la tela que ella había puesto en nuestros lugares, y que al final de la clase podemos llevar a casa. Lo hacemos ¡y realmente es facilísimo! Después siguen otros Furoshikis para envolver objetos rectangulares, o muy pequeños, o unos libros. Es asombroso. Pero no tenemos tiempo para el asombro, porque ya continúa la clase. Ahora Romina nos muestra cómo se dobla la tela para transportar botellas, o hacer bolsos para colgar del hombro y hasta una amplia mochila. Cada tipo de envoltorio se anuda en distinta manera y con excepción de la mochila, que requiere un cordel, consiste tan solo de un cuadrado de una tela fuerte de algodón y algunos nudos. Tomando telas más grandes (1,00x1,00 m) obtenemos Furoshikis en las que caben cómodamente dos botellas, varios libros u otros objetos algo más pesados.
     Romina da muchos cursos de Furoshiki y está contenta con el interés que despierta en gran número de  mujeres. “Cuando uno obsequia algo envuelto en un Furoshiki”, afirma,  “hace dos regalos al mismo tiempo. Porque el material del envoltorio es el segundo regalo, ya que más tarde puede servir – según el tamaño – como servilleta, mantel, bolso o para guardar cosas en la casa.”

Marion Kaufmann


Info: furoshiki.com

www. furoshiki-tex.blogspot.com

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